Hoy estaba preparando mi café de la mañana. Abrí la heladera (nevera) para tomar mi cafecito con la deliciosa crema de vainilla que acababa de comprar ayer. Busque y busque, moví las cosas en la heladera y nada. No pude encontrarla. Me estaba poniendo impaciente, ya que realmente quería tomar ese primer sorbo de café.
Cerré la heladera y me dije: “¡No importa!”. Sin embargo, una voz pacífica dentro de mi cabeza me dijo: “Alicia, mira otra vez”; y así lo hice; y adivina lo que estaba justo frente a mis ojos. Sí, la crema para el café. ¿Cómo no lo pude ver antes? ¿No es cierto?
A veces, buscamos soluciones a los problemas mientras estamos enojados/as, desesperados/as o impacientes y no podemos ver con claridad. Sentimos que no podemos resolver nada.
Medita, tómate tu tiempo para calmar la voz ocupada en tu mente. Si crees en Dios, te sugiero que lo busques y te concentres en el gran dador de la paz. No importa lo que ocurre, no te des por vencido/a. Las soluciones aparecerán frente a tus ojos, al igual que mi crema para el café esta mañana.
Con mucho amor,
Alicia Yombalakian